El próximo 1º de Diciembre seria rematada la planta de silos instalada sobre la ruta 11 en inmediaciones de Molino Doll, cuya propiedad es de una importante empresa de la ciudad de Crespo. El titular de la misma, Francisco Eduardo Sagemüller (“Franz”), ocupo grandes espacios en medios provinciales tratando de explicar la situación y abriendo un debate en torno a intrincadas situaciones legales que se plantearon a lo largo del proceso que comenzó en el primer semestre de 2001 con la cesación de pagos y se complicó un año más tarde con el cierre del frigorífico avícola en Crespo, terminando en convocatoria de acreedores.








El próximo 1º de Diciembre seria rematada la planta de silos instalada sobre la ruta 11 en inmediaciones de Molino Doll, cuya propiedad es de una importante empresa de la ciudad de Crespo. El titular de la misma,  Francisco Eduardo Sagemüller (“Franz”), ocupo grandes espacios en medios provinciales tratando de explicar la situación y abriendo un debate  en torno a intrincadas situaciones legales que se plantearon a lo largo del proceso que comenzó en el primer semestre de 2001 con la cesación de pagos y se complicó un año más tarde con el cierre del frigorífico avícola en Crespo, terminando en convocatoria de acreedores.


 


De no tener resultado el reclamo público y judicial de la empresa Sagemüller SA, el próximo 1º de diciembre será rematada la planta de silos –no de un molino como se informó erróneamente en Paraná- que posee sobre ruta 11, en inmediaciones de Molino Doll.



No se trata del predio con todo lo clavado y plantado sino de la subasta de los bienes muebles, lo que implica separar los silos y elevador de sus bases y retirarlos, situación que los convierte poco menos que en chatarra, con el agravante de que su desmantelamiento impedirá una operatoria estimada en alrededor de 714.000 dólares anuales. De ahí que la firma concursada considere que “no puede advertirse que la continuidad de este remate tenga propósito de cobro sino el de daño al forzar una venta, que además, los será a precio vil”.


 


El remate de la planta de silos que Sagemüller SA posee sobre la ruta 11 en inmediaciones de Molino Doll, reavivó el debate en torno a intrincadas situaciones legales que se plantearon a lo largo del proceso que comenzó en el primer semestre de 2001 con la cesación de pagos y se complicó un año más tarde con el cierre del frigorífico avícola, terminando en convocatoria de acreedores. En el intermedio existió un duro enfrentamiento societario que sumó desembolsos para atender compromisos accionarios, que ayudó a complicar, pero el primer punto de inflexión estuvo dado por la actitud irracional de la Corporación Interamericana de Inversiones (CII), ante la cual Sagemüller firmó un convenio para financiar el desarrollo de la empresa. El crédito de 14 millones de dólares fue pagado en tiempo y forma y en 2002 la firma completó el saldo, pero la CII omitió “deliberadamente”, según afirmó Franz Sagemüller en su momento, su obligación de liberar las garantías a medida que se pagaba la deuda. El Presidente de la empresa, Francisco Eduardo Sagemüller (“Franz”), calificó a esa actitud desleal como “la estafa del acreedor extranjero”, que le impidió utilizar esos bienes para frenar las ejecuciones del Bersa, por algo más de 6 millones de pesos.


En ese momento la deuda de Sagemüller, bancaria, fiscal, impositiva y con proveedores, rondaba los 34 millones de pesos-dólares. La segunda estocada vino de parte del Bersa que por entonces se hallaba en manos de los fugitivos franceses del Crèdit Agricole, lo que al momento de anunciar el Concurso fue explicado por Franz Sagemüller.


“En 2002, el Bersa, entonces propiedad del Crèdit Agricole, nos ofreció la reestructuración de nuestro pasivo bancario y nuevos créditos de desenvolvimiento. Le firmamos entonces un mandato de exclusividad por 180 días (…) Accedimos convencidos de que cumplirían con la reestructuración y los nuevos créditos. Así firmamos una garantía hipotecaria por 3,5 millones de dólares. Transcurrieron los 180 días y el Bersa no cumplió. Solicitaron una extensión de 90 días adicionales, que necesariamente debimos conceder. Durante este último período ocurrió un hecho sorpresivo y totalmente imprevisto; los directivos franceses del Crèdit Agricole abandonaron el país dejando literalmente acéfala la conducción del Bersa, nosotros habíamos otorgado la garantía y nada, absolutamente nada habíamos recibido”.


Mientras tanto, la empresa recibió una oferta por U$S 1.700.000 que un operador granario de la zona depositó por ante escribano público, pero los bancos no liberaron la venta de ese bien, con lo que podían haberse asegurado el cobro, y el negocio se frustró.


Por esta suma de situaciones la empresa presentó una denuncia penal, a cargo del Dr. Julio Federik, contra el directorio del Bersa.


Pero se produce ahora un nuevo reclamo al actual Presidente del Nuevo Banco de Entre Ríos, Enrique Eskenazi, hecho público a través de una solicitada en los diarios provinciales. Está planteada en torno a los intereses usurarios que la entidad aplicó a la deuda de Sagemüller, que en algunos periodos habrían llegado al 230% anual.


 


Se trata de evitar el desguace de la Planta


De no tener resultado el reclamo público y judicial de la empresa Sagemüller SA, el próximo 1º de diciembre será rematada la planta de silos –no de un molino como se informó erróneamente en Paraná- que posee sobre ruta 11, en inmediaciones de Molino Doll.



No se trata del predio con todo lo clavado y plantado sino de la subasta de los bienes muebles, lo que implica separar los silos y elevador de sus bases y retirarlos, situación que los convierte poco menos que en chatarra, con el agravante de que su desmantelamiento impedirá una operatoria estimada en alrededor de 714.000 dólares anuales. De ahí que la firma concursada considere que “no puede advertirse que la continuidad de este remate tenga propósito de cobro sino el de daño al forzar una venta, que además, los será a precio vil”.

La deuda original con esa hipoteca fue insignificante, de poco más de 700 mil pesos, mientras que a la fecha de la convocatoria había trepado a varios millones de pesos por causa de los intereses calculados por la entid