Aproximadamente 200 personas se movilizaron ayer en María Grande para repudiar la decisión del intendente justicialista Diego Lara de haber tirado a un basural un número todavía no determinado de libros, se estima un millar, parte de los cuales fueron recuperados por los vecinos















































Aproximadamente 200 personas se movilizaron ayer en María Grande para repudiar la decisión del intendente justicialista Diego Lara de haber tirado a un basural un número todavía no determinado de libros, se estima un millar, parte de los cuales fueron recuperados por los vecinos.


La columna de vecinos se concentró poco después de las 20.30 frente al histórico reloj ubicado sobre la Avenida Argentina, y se dirigió hasta la sede del Concejo Deliberante, donde también funciona la Biblioteca Pública Facundo Arce, afectada por la determinación de Lara de vaciar un sector donde se guardaba parte del patrimonio bibliográfico de la ciudad. La denuncia de los vecinos es que la orden impartida fue la de quemar los ejemplares, aunque buena parte de ellos se pudieron recuperar.


La convocatoria fue lanzada por la Comisión Popular de Defensa de la Cultura de María Grande y apoyada por distintas entidades sociales y sindicales de la ciudad, y tuvo como objetivo hacer sentir el malestar ante los propios concejales, que anoche estaban citados a sesión. Pero al llegar al recinto se encontraron con la novedad de que cinco de los seis ediles que representan al oficialismo no se presentaron y dejaron sin quórum la sesión.


 


DIVISIONES. Mauricio Castaldo, miembro de la Comisión de Defensa de la Cultura de María Grande, lamentó la ausencia de la mayoría del PJ en la sesión de ayer, que estaba citada no para tratar otro tema. El cuerpo deliberativo debía analizar la situación planteada hace un mes ante la determinación de Lara de enviar a una fosa común a los restos sepultados en el Cementerio Municipal cuyos familiares adeudasen la tasa correspondiente.


Y si bien destacó la asistencia del justicialista Aulo Uzman, observó que en la ausencia de buena parte de los ediles del oficialismo pudo haber existido algún tipo de “apriete” del Ejecutivo.


Precisamente, previo a la movilización de ayer los concejales del PJ habían puesto distancia con Lara, y en un comunicado que circuló en María Grande plantearon que si bien han acompañado las medidas adoptadas por el Ejecutivo, “que han significado una beneficiosa transformación para nuestra ciudad, nos vemos en la obligación de aclarar que no compartimos la manera en que se llevaron a cabo los trabajos de descarte de algunos materiales bibliográficos en desuso y no expuestos al público que ocupaban espacios olvidados y descuidados durante años en la Biblioteca Profesor Facundo Arce y que formaron parte de un trabajo de remodelación y ampliación de la misma”.


Y si bien compartieron el criterio de Lara en el sentido de que detrás de las denuncias por la supuesta orden de quemar libros hubo una campaña de “desprestigio”, también sostuvieron que “debemos reconocer los errores, aceptarlos y aprender de ellos para mirar al futuro y no hacer


comparaciones falaces con el pasado reciente que aún duele, porque ante todo esta es una gestión democrática que cree en el disenso y en los criterios diferentes pero que también tiene muy en claro que siempre que hagan cosas se cometerán errores”.


 


SESIÓN. El caso de los libros retirados de la Biblioteca Pública —fue después de unos trabajos de remodelación, que el propio intendente Lara reconoció como un “error”— trascendió los límites de María Grande, y movió a la intervención del subsecretario de Cultura de la Provincia, Roberto Romani, quien calificó el hecho como una “negligencia”.


Según denunció hace 15 días la Comisión Popular en Defensa de la Cultura la orden de Lara habría sido la de “quemar” los libros en “desuso” e “ilegibles” de la Biblioteca, aunque esa directiva no se habría llegado a cumplir. En vez de eso, los ejemplares fueron recuperados del basural por algunos particulares, y hoy aproximadamente 400 están alojados en el domicilio del concejal vecinalista Julio Quintana, quien se presentó en la Justicia para denuncia el hecho.


De todos modos, desde el círculo más cercano al intendente Lara apuestan a la distensión, aún cuando ya se hable de motorizar un pedido de julio político al jefe comunal. El edil Aulo Uzman, que acompañará como candidato a concejal nuevamente en la postulación a la reelección de Lara, sostuvo anoche que “el error estuvo, hay que aprender de eso, y seguir mirando para adelante, con altura. No hace bien al pueblo que sigamos dando vuelta alrededor de este asunto. Es una lástima que María Grande se haya hecho famosa por este tema, y no por todas las obras que se han hecho”, indicó.


 


Para la hija de Facundo Arce


fue un acto de “barbarie”


 


 


La hija del escritor Facundo Arce, María del Pilar Arce, se quejó amargamente por lo sucedido en María Grande con el destino de buena parte del patrimonio bibliográfico de la Biblioteca Pública de la ciudad a la que en 1984 se le impuso el nombre de su padre.


“Es un acto de barbarie. Cuando me enteré me puse muy mal porque es una cosa tan vandálica que no se puede creer que haya sucedido”, dijo ayer esta docente universitaria ya jubilada que fue investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).


En diálogo telefónico desde Concepción del Uruguay, recordó que si bien en la Biblioteca Pública no existían libros de su padre, “sí cuenta con ejemplares donados por familias tradicionales de María Grande, y esto es algo que todo el mundo conocía, más tratándose de una ciudad chica, donde todos se conocen”.


“Sé que en todas las épocas han pasado estas cosas, desde la Inquisición hasta nuestros días. Pero sorprende que ocurra en una ciudad donde todos se conocen, y donde además se sabe perfectamente el origen de esos libros. Pensé que nunca podría ocurrir algo así”, señaló.


La hija de Facundo Arce se mostró estupefacta al advertir que el intendente Diego Lara es de la propia comunidad de María Grande, y fue su gobierno el que resolvió desechar varias decenas de libros de la Biblioteca.

“El Intendente es de la ciudad, ha crecido allí, conoce a esas familias, no es alguien que viene de afuera, ignorando el proceder de esos libros. Eso es lo que me ha llamado la atención. A veces, en las ciudades grandes, donde nadie se conoce, donde hay autoridades que ignoran la vida de los pueblos, sí, puede ocurrir, pero en un lugar chico como María Grande, no”, sostuvo