El titular del justicialismo en Hasenkamp, hizo pública una columna de opinión mediante la cual expresa su posición relacionada con el tratamiento de la Ley de Medios Audivisuales. En su exposición, Mario Collaud señala que aquellos que atacan la ley por considerar que es un proyecto Kirchnerista son autistas, desconocen y le faltan el respeto al trabajo de muchos actores realizado durante años, siendo ignorados sistemáticamente por las empresas dueñas de los grandes medios. En el mismo sentido destaca “el debate esta claro, de un lado estamos los que pensamos que la libertad de prensa y la libertad de información son derechos de todos los ciudadanos y del otro están aquellos para quienes esas libertades y los derechos que generan tienen el nombre y el apellido de las empresas que lo explotan comercialmente”.

Columna de opiniòn


LA LEY DE MEDIOS NO ES DEL KIRCHNERISMO


 


Desde el retorno de la Democracia no se ha cambiado la ley 22.285, más conocida como Ley de Radiodifusión, una de las leyes de la dictadura que no han sido derogadas.  Este decreto fue firmado por Videla y modificado por Menem, beneficiando la concentración monopólica de los medios de comunicación.


 


Hoy escuchamos a los periodistas de esto medios decir que esta nueva ley intenta amordazar a la prensa libre e independiente, pero no dicen que estos medios son los dueños de casi todos los canales de aire y cable, de la mayor parte de las radios, de los principales diarios, de las empresas que producen los contenidos y al mismo tiempo lo distribuyen como quieren y han acaparado en todo el país bandas y frecuencias, hoy se muestran como víctimas de una persecución, pero ocultan a la opinión pública los extraordinarios beneficios obtenidos gracias a la impunidad que les ha otorgado esta Ley de Radiodifusión de la dictadura.


 


Son alevosos todos los medios que utilizan para defender privilegios extraordinarios, no les interesa si las telefónicas deben entrar en el negocio o si el ente fiscalizador debe quedar en la esfera del gobierno,- como es en todo el mundo-, no les interesa discutir o debatir una nueva ley, lo que quieren es que no haya ley, ni ahora, ni nunca, trasladar la discusión para luego del 10 de diciembre cuando asuman los nuevos legisladores fue  solo una estrategia para evitar una ley de medios que habrá el juego democrático.


 


Realmente como ciudadanos, ¿tenemos el derecho a informarnos?, si solo recibimos información de parte de aquellos, personas, grupos o corporaciones, que tienen el poder económico suficiente para publicar y llegar hasta nosotros con su visión ideológica del mundo. Una ley de medios escritos y audiovisuales debe intentar igualar posibilidades, repartiendo licencias en instituciones religiosas, universidades, fundaciones, ONG, Pymes, etc.


 


El debate esta claro, de un lado estamos los que pensamos que la libertad de prensa y la libertad de información son derechos de todos los ciudadanos y del otro están aquellos para quienes esas libertades y los derechos que generan tienen el nombre y el apellido de las empresas que lo explotan comercialmente.


A partir de 1.980 surge la necesidad de luchar por nuevos derechos, estos derechos se los conoce como Derechos Humanos de Tercera Generación o Derechos de la Solidaridad, destacándose los derechos del consumidor y la conservación del medio ambiente. Dentro de estos nuevos derechos se encuentra la comunicación como un Derecho Humano básico y la necesidad de garantizar la defensa irrestricta de la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a dar, buscar y recibir información.


 


Por eso, desde el mismo momento en que se recuperó la Democracia en 1.983 surge una corriente histórica que defendía la libertad de expresión y el derecho a la comunicación popular, incluso mucho antes de que los Kirchner existieran políticamente.


 


  Recuerdo cuando en la primavera democrática de 1.985 nos reuníamos con compañeros de los centros de estudiantes de distintas instituciones y facultades, cuando llegaban los de comunicación social, uno de los temas que salían al debate era la necesidad de una nueva ley de medios de comunicación. El primer intento lo realizó el gobierno de Alfonsín y fracasó, ¿por qué? Por la presión de las empresas dueñas de los medios.


 


Este proyecto viene de una larga discusión, que se profundizó en los últimos años a partir de la Coalición por los 21 puntos, años de estudio académicos, debates, foros desplegados en todo el país, donde una cantidad diversa de actores fueron aportando sus puntos de vista a este gran sueño: “Democratizar la circulación de la comunicación”.


 


En este camino confluyeron socialistas, radicales, peronistas, sectores nacionales y populares, sindicatos de periodistas, cooperativas radiofónicas, facultades de comunicación, asociaciones de cineastas, locutores, actores, dueños de pequeñas FM y tantos otros.


 


Por eso, aquellos que hablan de la falta de discusión están faltando a la verdad, se realizaron foros de discusión en todo el país, incluso en Paraná se realizó el 6 de abril de este año con la destacada participación del arzobispo de Paraná Monseñor Mario Maulión, muchas de esas opiniones fueron incluidas en el proyecto de ley e incluso desde esa época se emite por L.T. 14 todos los viernes un programa sobre la nueva ley donde distintas figuras del quehacer de los medios de la provincia expresan sus opiniones e inquietudes.


 


Aquellos que atacan la ley por considerar que este proyecto es un proyecto Kirchnerista son autistas, desconocen y le falta el respeto al trabajo de todos estos actores realizado durante años, siendo ignorados sistemáticamente por las empresas dueñas de los grandes  medios.  Como ignorar las exposiciones en el Congreso a favor de la ley de personalidades que no tienen nada que ver con el Kirchnerismo, como Víctor Hugo Morales, el director de cine Campanella, el premio Nobel de la Paz Pérez Esquivel, la misma Iglesia a través del presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación Social Monseñor Agustín Radrizzani.


 


Lamentablemente cierta oposición conservadora quiere impedir a toda costa el tratamiento de la ley, se oponen porque proviene del gobierno, o tal vez, la verdad es que defienden descaradamente los intereses empresariales, tienen miedo que los medios les quiten espacios en sus programas o temen sufrir el síndrome Laferriere, quién fuera sistemáticamente borrado de todos los medios por atreverse a presentar un proyecto de ley sobre el derecho a réplica.


  El Peronismo Decadente, la derecha del Pro, la U.C.R y la Coalición Cívica (que presentaron proyectos similares y hoy están en contra) en algo coincidieron, en desertar al momento de eliminar definitivamente una ley de la dictadura y reemplazarla por una ley de la Democracia.


 


 


  Debemos tener mucho cuidado con los que repiten sin saber, cuestionan sin leer y se oponen sin razonar, son los que terminan siendo funcionales a los medios concentrados. También hay que tener mucho cuidado con los que nos intentan confundir, pretender equiparar la libertad de empresa con la libertad de prensa, el poder del dinero con la libertad de decir, el ser dueño de una empresa con tener la licencia de permiso de un espacio público. La democracia debe ganarle a la dictadura, la información a la manipulación y la dignidad a la extorsión.


 


Ahora las empresas dueñas de los medios y su comunicadores hablan de la lesión de los derechos adquiridos, que esos derechos fueron prorrogados por los gobiernos de Menem, De la Rúa y Kirchner, pero ninguno habla de quién les otorgó esas licencias y tal vez nos encontremos con la sorpresa que la mayoría de esas licencias fueron otorgadas por gobiernos de facto, por dictaduras.


 


Como reflexión para los compañeros peronistas que se oponen a la ley les recuerdo como paradoja del destino, que el proyecto de ley ingreso en la Cámara de Diputados el 16 de septiembre, cuando se conmemoraban 54 años del golpe de estado de 1.955 contra el presidente Perón y que la “PRENSA OLIGARQUICA” tuvo la canallada de titular como Revolución Libertadora.


 


Lo que deben hacer los legisladores, no es desertar, no es hacerles el juego a los dueños de las empresas de medios concentrados de comunicación, sino dar el debate por una ley que transparente el organismo de conducción, incorporando a la oposición parlamentaria y a los sectores de la sociedad civil a su directorio y consagrar la separación de los medios públicos del gobierno de turno. Imponer límites a la formación de monopolios que puedan atentar, por su naturaleza, contra el derecho a la libertad de expresión, incorporar en condiciones de igualdad a todos los sectores sociales eliminando cualquier tipo de discriminación y establecer cuotas de producción para el fomento de la industria nacional y local de contenidos, preservando la diversidad cultural.



 


Los trabajadores de los medios y de la cultura ya hicieron su aporte, ahora los legisladores tienen que tener la valentía de darnos una ley de medios de comunicación de la Democracia. 


 


 


MARIO COLLAUD


Presidente Consejo de Unidad Básica


Partido Justicialista- Hasenkamp