La renovación de autoridades en la Federación Agraria de Entre Ríos exhibió una tensión entre la lucha gremial y una construcción que cabalgue sobre los partidos políticos tradicionales. La derrota del dirigente de Hernandarias Juan Echeverria, como Vicedirector de FAA Entre Rios y el ascenso de Javier Bottero, un dirigente de Seguí de 56 años y afiliado a la UCR

 


Cuando en marzo de 2008 estalló la protesta agraria más importante de la historia argentina, la figura del dirigente Alfredo De Ángeli, el director del Consejo Delegado Entre Ríos de la Federación Agraria Argentina (FAA), se convirtió en el ícono de la lucha de miles de productores agropecuarios contra la administración Kirchner por la polémica Resolución 125 que impuso las retenciones móviles, finalmente derogadas por el Congreso de la Nación.


Su actitud campechana, su voz ronca y su discurso sencillo y directo —más aquel diente perdido en un accidente doméstico— fue la imagen que la televisión llevó a millones de hogares argentinos, en muchos de los cuales, por primera vez, empezaban a escuchar cuáles eran los problemas de la producción agropecuaria.


La “tele” —sobre todo los canales porteños—, de inmediato, convirtió al “Melli” en un personaje mediático que se paseó por cuanto programa, de la temática que fuere, lo invitara: desde los almuerzos de Mirtha Legrand hasta, este año, Gran Cuñado.


De Ángeli, entonces, se transformó en el entrerriano más famoso —si hasta le escribieron una canción— y en el referente indiscutido de miles de chacareros. Su carisma y natural llegada a las bases agrarias hicieron el resto, al punto que opacó absolutamente al resto de la dirigencia agropecuaria del país. Ahora ya es un emblema del campo.


Durante el largo conflicto, sin embargo, en la Federación Agraria entrerriana, detrás de De Ángeli, estuvo la figura de Juan Echeverría, un combativo dirigente, que lideró en el acceso al túnel subfluvial Uranga-Sylvestre Begnis, en Paraná, el que para muchos fue el piquete más duro de la protesta agropecuaria.


Echeverría tiene un discurso durísimo, profundo, hipercrítico con el kirchnerismo, intransigente, muy emparentado con los históricos reclamos de la Federación Agraria: habla de soberanía alimentaria, de un millón de chacras y de que ningún otro productor debe irse del campo. Y, sin ser un gran orador, su verba es mucho más picante y, sobre todo, más ideológica que la de De Ángeli.


Su idea de lo que debiera ser el campo y la producción agropecuaria en la Argentina es amplia y no se limita sólo al reclamo de una rebaja impositiva. Defensor a ultranza de los pequeños chacareros y del interior del país, Echeverría representa, de algún modo, lo poco de izquierda que le queda a la Federación Agraria Argentina.


El último sábado, en Gualeguaychú, durante las comarcales en donde los federados entrerrianos eligieron a sus representantes para un nuevo período, De Ángeli, como era de prever, fue reelecto por unanimidad al frente del Consejo Delegado provincial.
Ese día, sin embargo, “la” noticia fue otra: Javier Bottero —un dirigente de Seguí de 56 años y afiliado a la UCR— fue ungido por los agrarios para sustituir a Juan Echeverría y será a partir de septiembre el nuevo número dos de la FAA entrerriana.


El recambio, claro, tiene que ver con las diferentes miradas que De Ángeli y Echeverría tienen sobre el rol de la entidad en esta etapa.


De Ángeli —con el aval de la mayoría de los afiliados— apuesta a una mayor inserción de la FAA en la política con el objetivo de construir espacios de poder que le permitan obtener beneficios para el sector.


Con este norte, el “Melli” no dudó en participar en actos proselitistas y sacarse fotos con cuanto opositor criticara a los Kirchner: en Entre Ríos se mostró con el peronista disidente Héctor Maya y con los dirigentes del Acuerdo Cívico y Social, dominado por los radicales, y recorrió todo el conurbano bonaerense al lado de Francisco De Narváez.
Echeverría, por su parte, ni siquiera concurrió a un acto donde los candidatos expusieran sus propuestas, pues cree que la FAA debe mantenerse esencialmente en el ámbito gremial y sólo desde allí fortalecer la lucha y conseguir sus objetivos. Esa intransigencia ideológica le restó apoyos, incluso entre dirigentes que otrora lo respaldaron.


De Ángeli y Echeverría, además, protagonizaron no pocas discusiones sobre la metodología a seguir dentro de una entidad que en el último año, en Entre Ríos, tuvo un crecimiento cercano al 200 % en materia de afiliados, que se acercaron en medio del fragor de la disputa con la Casa Rosada.


Tamañas diferencias entre el número uno y el número dos, obviamente, no podían perdurar en el tiempo y en las comarcales del sábado la “interna” se saldó a favor del entrerriano más famoso.


Danilo Lima – El Diario