El autor de la ley que recibió media sanción, el radical José María Miser, resaltó la importancia de “contener a quienes padecen el síndrome y sus familias, así como la necesidad de repensar las instituciones públicas orientándolas hacia la inclusión, tales la escuela y otros ámbitos sociales”. Es que el llamado TDAH (Trastorno por Déficit de Atención) se manifiesta principalmente como un problema de conducta asociado a las dificultades de aprendizaje y en ocasiones, a la hiperactividad.

De aprobarse en el Senado, el Programa Especial de Atención a Pacientes con TDAH o Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad funcionará en la órbita del Ministerio de Salud en coordinación con el Consejo de Educación, y tendrá como objetivos principales: tomar las medidas necesarias para una adecuada y oportuna prevención, atención, orientación y tratamiento de niños y adolescentes que padezcan el síndrome; garantizar la gratuidad de los servicios; fomentar el desarrollo de actividades de investigación, información y difusión de la problemática; y procurar detecciones tempranas.


 


En esa reunión de comisión previa al tratamiento en sesión, el diputado y médico José María Miser resaltó que “el trastorno llamado TDAH es un problema que requiere mayor atención por parte de la salud pública debido a varias razones, entre ellas su prevalencia, ya que al menos el seis porciento de los niños en edad escolar lo padecen, aunque la cifra crece con la proyección de casos aún no diagnosticados. El cuadro clínico tiene diferentes expresiones según la edad y el sexo de los pacientes; durante el primer año de vida suelen dormir mal y quedar con los ojos muy abiertos; luego, tienen temor a dormir solos o con la luz apagada”.


 


Luego, explicó que “durante los primeros seis años de vida hay quienes se muestran torpes con la motricidad fina, inquietos, caprichosos y con poca capacidad de aceptar frustraciones. Ya durante la edad escolar, se muestran dispersos, inmaduros, muy inquietos, les cuesta aprender a leer y escribir. En épocas prepuberales muestran tendencia al machismo, exhibicionismo, ausencia del sentido del ridículo, bajo rendimiento escolar y comportamientos conflictivos. Los síntomas varían de acuerdo a cada caso”.


 


El titular de la bancada radical agregó que “la evolución de la enfermedad depende de varios factores, tanto familiares como sociales, y tiene definitiva influencia en el funcionamiento del individuo en la edad adulta, así como un gran impacto que se traduce en estrés familiar, problemas académicos y vocacionales así como disminución de la autoestima de los sujetos afectados. Por ello son decisivos la detección temprana y el abordaje del caso en los distintos ámbitos en lo que se manifiesta”.


 


“Además de la conducta farmacológica específica, -resaltó Miser- estos chicos necesitan apoyo escolar, psicológico y contención y tolerancia por parte de los padres, la comunidad escolar y la sociedad”.