La querella pedirá clausurar la instrucción de la causa con la carátula de Homicidio simple y pediría ante el tribunal que el mismo sea agravado. El juicio por el crimen ocurrido en Cerrito se hará en la Sala 2 de la Cámara del Crimen. A nueve meses del crimen, falta cada vez menos para que el drama entre el futbolista asesinado y el albañil detenido sea ventilado en un debate oral y público. La querella que representa a la familia de Alexis Céparo considera que ya es tiempo de que el caso sea elevado a juicio, por lo que solicitarán al juez Elvio Garzón la clausura de la instrucción con la actual carátula: Homicidio simple, y manifestarían ante el tribunal que el mismo sea agravado.

Según informó el abogado querellante, Ladislao Uzin Olleros, la investigación del asesinato del joven de 22 años ya alcanzó su fin, por lo cual se debe pasar a la siguiente etapa del proceso penal, donde se producirán ante el tribunal nuevamente todos los testimonios y la propia estrategia defensiva del acusado, pero esta vez a la vista y oídos del público.


 


 El ataque mortal ocurrió el 21 de enero en Cerrito, donde Kuki Molaro disparó tres veces con una pistola Magnum 44 a Céparo. La víctima peleó por su vida en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital San Martín, pero falleció cuatro días más tarde. El acusado se fugó y fue capturado 20 días después del crimen en Chaco. Antes de la elevación de la causa a juicio resta cumplir con un oficio judicial, luego el expediente estaría en condiciones de ser presentado en la Cámara de Crimen.


 


 La defensa de Molaro, por su parte, representada por el abogado Mariano Martínez, parece confiada en que la carátula del hecho se mantenga en la calificación actual, y planteará el asesinato como el fin de una relación complicada desde la infancia de la víctima y el acusado. Esta discusión ya se mantuvo en la apelación tanto por parte de la querella como de la Fiscalía, representada por Juan Francisco Ramírez Montrull.


 


El juez Garzón procesó a Molaro por Homicidio simple, y las partes acusadoras reclamaron ante la Sala 1 de la Cámara Penal que el mismo sea Calificado, ya que para los letrados existen en la causa elementos para establecer el agravamiento del delito por ensañamiento, premeditación y alevosía. Por su parte, el defensor negó tal planteo, y finalmente los camaristas resolvieron en coincidencia con este último mantener la carátula. En el juicio las partes tendrán la oportunidad de volver a plantear el cambio de calificación.


 


 La diferencia entre ambas calificaciones es que el Homicidio simple tiene un margen de pena de entre ocho y 25 años de prisión, mientras que el Calificado la prisión perpetua.


 


 Otro de los puntos por los que se expresa la necesidad de que el proceso no debe seguir dilatándose, es que el acusado puede beneficiarse con el “dos por uno”, es decir que por cada año que pase en la unidad penal luego puede contarse por dos de la pena que le impongan desde el tribunal que tomará intervención en la causa.


 


 Ante algunos rumores sobre el posible lugar donde se pueda realizar el juicio oral y público, el abogado querellante Ladislao Uzin Olleros explicó a diario Uno que no hay otra opción de que se lleve a cabo en el salón de audiencias del palacio de Justicia de la capital provincial.


 Se especuló en torno a la posibilidad de que el debate se realice en la ciudad de Cerrito, para que su población, que se conmovió con el hecho y hasta hoy continúa debatiendo en relación al mismo, pueda presenciarlo.


 


 El abogado dijo que el tribunal tiene jurisdicción sobre varios departamentos, pero de ninguna manera se puede hacer el juicio en otro lugar, porque de este modo se estaría violando la carta orgánica del Poder Judicial entrerriano.


 


 Además, Uzin Olleros explicó que todos los trámites judiciales, salvo aquellos que se deleguen como una inspección judicial, por ejemplo, deben llevarse a cabo en el edificio de calle Laprida de la capital provincial.


 


 Así se echó por tierra alguna intención de la comunidad de juzgar a Molaro en su localidad por entender que el acusado como la víctima son de Cerrito.