Dos jóvenes recibieron una pena condicional por adquirir cocaína y marihuana en la capital entrerriana, con el fin de llevarla a Hernandarias, donde iba a ser distribuida y vendida. Así consideró el tribunal la condición humilde de los condenados, según el informe socio ambiental. Luego de un operativo de vigilancia policial, dos jóvenes fueron detenidos con medio kilo de marihuana, y de este modo se evitó que la misma sea comercializada en la localidad de Hernandarias y consumida por parte de su población.

Al mismo tiempo, el peso del sistema penal recayó sobre lo más delgado de la cadena del narcotráfico: dos adolescentes sin recursos, encargados de buscar el estupefaciente en Paraná y trasladarlo en colectivo hasta su ciudad. Ni el proveedor de la capital provincial ni el vendedor de Hernandarias fueron molestados. Luego de 10 meses de proceso judicial, los imputados aceptaron en un juicio abreviado la pena de dos años y medio de prisión condicional.


 


 Compra-venta


 El 29 de mayo de 2011, M.R., de 19 años, y J.G., de 23, se subieron a un vehículo de transporte de pasajeros de la empresa Hernandarias, en la ciudad homónima, con destino Paraná. Luego de viajar un par de horas se bajaron en la parada de avenida Almafuerte y Mihura pasado el mediodía. Ahí los esperaban policías encubiertos, que comenzaron a seguirlos y filmaron sus movimientos.


 


 Los amigos caminaron por avenida Circunvalación hasta su intersección con calle Francia, ingresaron a un predio donde los esperaba un hombre en una camioneta pick up, y poco después entraron a una vivienda ubicada en calle Francia, a unos 50 metros de Morat.


 


 Ya era de noche, alrededor de las 20.30, cuando los sospechosos salieron y caminaron hacia avenida Almafuerte y Circunvalación para subirse a un colectivo que los llevara de regreso a Hernandarias.


  


En ese momento, el personal policial interceptó a los jóvenes y en la requisa les hallaron la droga: en una bolsa de nailon llevaban una caja de zapatillas con la inscripción Topper, que contenía papel de zapatería y un envoltorio de nailon con tres trozos de sustancia vegetal compactada.


  


Al practicarse el test orientativo, este arrojó que se trataba de 466 gramos de marihuana. Además, tenían dos tizas, propias del fraccionamiento de la cocaína, con unos 20 gramos de esta sustancia. El material fue secuestrado y los jóvenes alojados en la Unidad Penal Nº 1, a cargo del Juzgado federal.


 


 Acuerdo y pena en libertad


 Al momento del juicio oral en marzo de este año, M.R. y J.G., asistidos legalmente por la defensora oficial Gisela Cancellieri, acordaron con la fiscal de Cámara Marina Herbel de Pajares realizar un juicio abreviado, aceptando la pena de dos años y seis meses de prisión condicional, por el delito de Tentativa de transporte de estupefacientes.


 


En la sentencia el tribunal, integrado por Roberto López Arango, Lilia Carnero y Noemí Berros, consideró que ambos imputados “tenían conocimiento, sabían que esa mercadería iba a ingresar en la cadena de comercialización”, en su localidad. “Su acondicionamiento –apto para dosificar-, su cantidad, -466,629 gramos de marihuana, con aptitud tóxica para la extracción de 1.784 dosis umbrales-, sus diferentes calidades –cocaína y marihuana-, como el modo elegido para transportar”, eran las pruebas evidentes de que el destino de las drogas era la venta, sostuvieron los magistrados


  


Por otro lado, el tribunal remarcó: “Resulta revelador de esta situación la humilde posición económica de ambos imputados, que según los informes socio ambientales se encuentran desocupados y viviendo con sus progenitores (…) M.R. es todavía adolescente, pues recién tiene 19 años, es de condición humilde, no ha concluido la escuela Primaria, tiene trabajos eventuales de pescador o albañil, y J.G., un joven de 24 años, también humilde, sin trabajo fijo”.


 


Finalmente, en coincidencia con el acuerdo arribado entre las partes, los vocales impusieron la mencionada pena, de ejecución condicional a los acusados.