“El otro día sorteamos una camiseta autografiada por él. Los números se nos fueron de las manos. También hicimos una vaquilla con cuero y en los partidos vendemos las inigualables tortas fritas de Hasenkamp… Todo sea por pagarnos el viaje a Corrientes. Era la primera vez en su historia que el Atlético jugaba fuera de Entre Ríos. El Torneo del Interior es deficitario pero sabemos que algún día tanto esfuerzo dará sus frutos…”. Son las expresiones de Marcelo Cangeri ante el Diario Deportivo Ole que se interiorizó de la vida de Atlético de Hasenkamp, club de origen del actual defensor de Lanús, Paolo Goltz.

Marcelo Cangeri es el joven presidente del Atlético Hasenkamp, el equipo fuerte de este pueblo agrónomo ubicado a 80 kilómetros de Paraná y a 550 de Buenos Aires. Golpea puerta a puerta para ofrecer una rifa, para sacar ad honorem un manguito extra y así bancar a un plantel de gurises que no se lleva un peso en la desigual pelea por el Ascenso al Argentino B, donde ya superaron tres duros escollos y ahora van por el Arsenal de Viale. Tal vez, el sufrimiento se acabe cuando Paolo Goltz cambie Lanús por otro grande a nivel mundial.


“Acá, en el pueblo, tanto los de Juventud Sarmiento como los de Atlético, tanto los seguidores de Malibú como los de Marumbá, las dos comparsas locales, alguna vez fuimos de Huracán y ahora lo somos del Grana. Después de Ruiz Moreno, multicampeón con Independiente, ahora estamos pendientes de Paolo, quien hace mucho por nosotros…”, le asegura Cangeri a Olé, ex jugador –y campeón- también participante del Regional 1991. El mandamás, claro, no querrá decir por una cuestión de principios, que el Atlético Hasenkamp se quedará con el 5% de una futura transferencia de Goltz. “Tenemos un cirio prendido por él, je. Imaginate si lo venden en dos o tres millones de dólares… Además de los derechos de formación. No sabés cómo gritamos el gol que le hizo a Boca… Ahora estamos felices porque pasó de ronda en la Libertadores”, blanquea el presidente.


“Se trabaja de lunes a lunes para juntar el mango, para pagarle a los árbitros y a la Policía. Cuando el campo anda bien, el pueblo anda bien y el club anda bien. Por suerte, la Municipalidad nos presta una Sprinter para movilizar a parte del plantel y conseguimos canje de comida y alojamiento. Y el gobernador Uribarri también se portó”, asegura Cangeri, uno de los que sale casa por casa a vender entradas anticipadas.


Cada partido del León es una fiesta. Una fiesta íntima, casi familiar. Y los Goltz no se quedan afuera entre los 600 testigos de cada hazaña del Atlético. Por caso, en el último juego en casa, en la cancha estaba la esposa de Paolo, sus hijos, su mamá y su hermano. Los suegros habitualmente están atendiendo el buffet y José Quiroz, uno de los más destacados del plantel, es su cuñado. “El que no hizo Inferiores con él, lo conoce del colegio. O fue su vecino. Además es el padrino de la escuelita de fútbol del club. Siempre nos regala pelotas, indumentaria, todo aquello que les haga falta a los más chicos”, cuenta Marcelo. Un Goltz para los niños. Ah, y se comenta en el pueblo que Hernán Kisser, su primo hermano, será el sucesor de Cangeri con apenas 28 años…


“De no haber sido jugador hubiera seguido allá en el pueblo, en el negocio familiar: una distribuidora de bebidas que vende a comercios. Otra actividad que me gusta mucho es el profesorado de Educación Física. Yo iba a empezar a estudiar, pero no era compatible con los entrenamientos o las pretemporadas. Creo que me hubiera dedicado a algo de eso”, le dijo Goltz hace años a El Gráfico. Bisnieto de alemanes del Volga, sin embargo, desearían que antes de emprender la vuelta a los pagos, Paolo la rompiese en Lanús y en el mundo. Porque en Hasenkamp, con un 5%, todo el año es Carnaval…(FUENTE MARTIN MACCHIAVELLO DIARIO OLE)