Francisco, rompiendo protocolos y modificando la grilla de actividades programadas para la Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro, se reunió con todos los argentinos en la catedral, entre ellos, 16 chicos de Maria Grande, 1 de Bovril y 1 de Hasenkamp. “Quiero líos en las diócesis; quiero que se salga afuera; quiero que la Iglesia salga a las calles. Pueden tomar un licuado de manzana, un licuado de naranja, pero no tomen licuado de la fe; la fe no se licúa. La fe tiene que ser en Jesús”, manifestó el Sumo Pontífice.