Los argentinos de esta generación, sentimos esta tarde la enorme emoción de recibir, como una bendición, la nominación de un argentino como el nuevo Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana, Jorge Mario Bergoglio, “Francisco I”.

Resulta raro pensar que pueda existir en este país alguien que no haya recibido el fuerte impacto de la noticia y a la vez la necesidad de expresar un sinnúmero de deseos, aunque todos conducentes a pensar un futuro mejor, como ciudadanos y como sociedad, a partir de la emoción que produjo la revelación del nuevo Papa.


 


El 1er. Papa Jesuita nos invita a repasar los preceptos que San Ignacio de Loyola tuvo al momento de crear este movimiento y que instaba a ser “solidarios con los pobres, los marginados y los sin voz, para que puedan participar en los procesos que modelan la sociedad en que todos vivimos y trabajamos”


 


Grandes desafíos se abren para la Iglesia Católica y quizás sea el papado de “Francisco I” la posibilidad de mejorar la comunicación, la cercanía con el pueblo y a partir de la misma encontrar las motivaciones que le permitan recuperar el protagonismo y la capacidad movilizadora que fue perdiendo en las últimas décadas.


 


Que la bendición de ser testigos de uno de los días históricos mas trascendentes de nuestro país, nos ayude a superar enfrentamientos y bregar por el bien común, enarbolando las banderas de familia, trabajo, educación, justicia y equidad, respeto por los derechos ajenos y compromiso con los deberes propios.


 


Bienvenido Francisco I, un argentino que nos honra, Dios lo ilumine en su legado.


 


Nota del Editor: Diario Digital Paraná Campaña