Las interminables lluvias, que generan inconvenientes de toda índole en varias ciudades y pueblos de Entre Ríos, con miles de evacuados y pérdidas materiales difíciles de cuantificar hasta el momento, también impactan dramáticamente en la producción primaria. Hay miles de hectáreas anegadas en establecimientos agrícolas, ganaderos y lecheros, y en no pocos casos el panorama es crítico, desolador. “Se puede estimar que aproximadamente el 30% del área de soja de primera, alrededor de 350.000 hectáreas, se encuentra en alerta roja”, dijeron técnicos de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos.

Los pronósticos de nuevas lluvias para las próximas horas, en este marco, no hacen más que profundizar la angustia de los productores, jaqueados por el clima y las dificultades económicas que arrastran desde hace varias campañas como consecuencia de la caída de la rentabilidad.

Los caminos absolutamente intransitables hacen imposible el acceso a los lotes agrícolas y a los campos ganaderos cuyos suelos están saturados de agua y, en consecuencia, todavía no se pueden cuantificar, ni siquiera aproximadamente, las pérdidas económicas en el campo entrerriano.

La cosecha de granos gruesos hace rato está paralizada y pasarán muchos días más hasta que las máquinas puedan ingresar a los lotes, en condiciones, además, que estarán muy lejos de ser las ideales. Esta circunstancia, por otra parte, inevitablemente provocará daños en los suelos.

La Bolsa de Cereales de Entre Ríos dio a conocer el primer número sobre las hectáreas agrícolas afectadas por la adversidad climática que padece la provincia.

En la campaña agrícola 2015/16 se implantó en Entre Ríos un total de 1.345.400 hectáreas con soja: 1.174.300 de soja de primera y 171.100 de soja de segunda.

El progreso de la cosecha logrado hasta el momento, subraya la entidad cerealista, es el más bajo de los últimos 14 años, con tan sólo 5% de la superficie de soja de primera trillada; es decir, menos de 60.000 hectáreas sobre aquella cifra de 1.174.300.

Los técnicos de la Bolsa, además, destacaron que al analizar la evolución del calendario de siembra de la soja de primera y lo que normalmente se debería haber trillado al 15 de abril, “se puede estimar que aproximadamente el 30% del área de soja de primera (alrededor de 350.000 hectáreas) se encuentra en alerta roja”.

Este número, en el caso de que continúen las lluvias se incrementará por lo que las pérdidas pueden ser cuantiosas.

Mientras más se demore la recolección mayor será el daño de los cultivos. Los pocos productores y técnicos que han podido ingresar a los lotes indican que la soja de primera presenta signos notables de deterioro, no sólo en su cantidad (por apertura de chauchas y pudrición de granos) sino también en su calidad (brotado y ardido de granos, entre otros problemas).

Fuente: El Diario.