Estiman que habrá un saldo exportable de 75 millones de toneladas de granos. Prevén ingresos en divisas por US$ 30.500 millones y US$ 8.900 millones por retenciones, que superan en 5% y 6% respectivamente las cifras de la cosecha anterior. Las precipitaciones en los últimos días de octubre cobraron un protagonismo especial. Fueron superiores a los promedios históricos y están dando vuelta la taba, al revertir la sequía que afectaba a diferentes regiones del país, de acuerdo con la cátedra de Climatología de la Facultad de Agronomía de la UBA.

 


“Llegaron en la temporada clave”, coincidieron las investigadoras Adela Veliz y Liliana Spescha. Aunque fueron precipitaciones dispares, las investigadoras remarcaron que cambió notablemente la situación de las zonas más productivas como Córdoba, Santa Fe, el centro de la provincia de Buenos Aires y La Pampa.


Pese a que el escenario aún es volátil, las lluvias le permiten calcular al experto Gustavo López, de Agritrend, que habrá un saldo exportable de 75 millones de toneladas, 5 millones más que en la campaña pasada. Claro que lo que mejora en volumen se pierde por precio y de los US$ 419 por tonelada que promediaron las cotizaciones el último año caen a US$ 404 en éste. Igual, López estima ingresos en divisas por US$ 30.500 millones y US$ 8.900 millones por retenciones, que superan en 5% y 6% respectivamente las cifras de la cosecha anterior.


Con el clima de su lado, los productores están acelerando la implantación de soja en unas 20,5 millones de hectáreas, el área más grande jamás sembrada y se vaticina una cosecha récord de 55 millones de toneladas. López advierte, sin embargo, sobre la marcha lenta del maíz y la caída del girasol.


Por cierto, la inclinación por la soja tiene sus motivos. Sembrar la oleaginosa sale en promedio US$ 300 por hectárea versus los US$ 700 del maíz, que requiere un paquete tecnológico más caro en semilla y fertilizante. Pero lo que no se paga en dinero se paga en deterioro del suelo por la falta de rotación. Argentina presenta hoy una relación inconveniente de 68% de su superficie agrícola destinada a oleaginosas y apenas 32% a cereales.


López mencionó a Clarín que la mejora climática fue pareja en la región y que también los brasileños aguardan un cosechón de soja, lo que impactará en menores cotizaciones.


La esperanza son nuevamente los chinos que anunciaron que sus compras crecerán de las 60 millones de toneladas de soja a casi 70 millones el año que viene.