Con total normalidad, se realizó una nueva edición de la peregrinación entre Hasenkamp y Paraná. Emoción y acompañamiento de fieles durante el paso por los pueblos entrerrianos. Una columna cercana a las 10.000 personas se movilizó a lo largo de la vera de la ruta 12, con la cobertura de seguridad adecuada y utilizando una de las manos de circulación. Si bien el tránsito vehicular fue menor a otras oportunidades, agentes de la Policía coordinaron los traspasos por la vía restante. La celebración de la santa misa oficiada por el arzobispo Juan Alberto Puiggari cerró esa movilización religiosa que había partido el día anterior, desde la ermita de la Virgen ubicada en el acceso a Hasenkamp.

Con emoción, euforia y también satisfacción por haber cumplido con la prueba de profesión de fe durante más de un día de peregrinar, miles de personas llegaron ayer al santuario de la Virgen de Schoenstatt, en el marco de la 31ª Peregrinación de los Trabajadores.


 La marcha que une los 90 kilómetros entre esa ciudad y Paraná se desarrolló con total normalidad, bajo inmejorables condiciones meteorológicas y un ánimo colectivo singular, por la significativa presencia de jóvenes.


 La cantidad de fieles participantes fue modificándose a lo largo del día. A la salida y en la llegada a los pueblos, numerosos fieles acompañaron el paso incrementando la marcha; en el largo ingreso por el este de la ciudad, en su último tramo, la peregrinación fue acompañada y aplaudida a su paso por los vecinos.


 Uno de los momentos más emotivos se vivió a la medianoche, con la tradicional marcha de antorchas en el ingreso a la localidad de Cerrito. Un río de luces inundó la ruta nacional 12, con la luz de la fe simbolizada en las antorchas.


 La gran muestra de fe en suelo entrerriano se vivió una vez más, bajo el lema Madre, envíanos a ser discípulos en todos los pueblos. El mensaje constituye una línea de continuidad con el pedido del papa Francisco, de ser misioneros de la fe religiosa.


 Salud, trabajo, familia, servicio, amor y sacrificio, fe y mensaje de esperanza, fueron algunos de los motivos y objetivos de los peregrinos, puestos de manifiesto desde el atardecer de un día, hasta la siguiente puesta del sol. Desde ayer, los organizadores se encargaron de apuntar que como ocurre cada año, es un movimiento religioso que crece. Pero este año, como aconteció con distintas actividades o expresiones de fe religiosa este año, incidió en los niveles de participación la elección del papa argentino Francisco, como también la significativa presencia de jóvenes de la Diócesis que participaron en julio de la Jornada Mundial de la Juventud, en Brasil.


 Los miles de fieles que marcharon ayer, repitieron con alegría cristiana una particular muestra de amor a la Virgen María que habían iniciado en 1983 dos jóvenes peregrinos del Movimiento Apostólico de Schöenstatt, Amelio Rodríguez y Jorge Quiroz.


 Luego de esa primera vez, lentamente se fueron sumando más personas, de los campos y de los pueblos, que finalmente dieron fisonomía con el paso de los años a una de las mayores demostraciones de fe religiosa de la región. (UNO)


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