En la jornada cinco personas que estuvieron el día de la tragedia prestaron testimonio para reconstruir los hechos. Todos coincidieron en que Céparo era un joven conocido en Cerrito por jugar al fútbol y tener un programa de radio. Asimismo, indicaron que no conocían a Molaro, quien se mostró calmo y con los brazos cruzados mientras atestiguaron las personas.

El primero en declarar fue el médico Jorge Castro Zegarra, quien contó que el día del hecho se encontraba en su domicilio cuando escuchó unos gritos y salió a la calle: “Veo un hecho relacionado con disparos hacia la persona de Alexis, entonces voy hasta el domicilio que quedaba a dos cuadras y media e ingreso a la vivienda. Alexis estaba en un living-comedor tirado en el suelo y dos personas le estaban sosteniendo la cabeza”, relató.


 Reseñó que cuando llegó la ambulancia empezaron junto a la enfermera a hacerle “las maniobras de contención porque había largado mucha sangre” y que lo subieron a la ambulancia para trasladarlo al Hospital San Martín.


 Por pedido del fiscal Cotorruelo, precisó que el cuerpo de Alexis estaba a dos metros y medio de la puerta principal de la vivienda y afirmó que el tiempo que estuvo con él, estuvo “consciente”. Dijo que en el traslado de la ambulancia cruzaron algunas palabras y que Alexis le manifestó que “le dolía la herida” y que por eso le pusieron una inyección para que se le calmara. Asimismo, precisó que “nunca” le preguntó quien le había disparado, pero que sí otra persona que estaba en la ambulancia se la formuló: “Rolando Céparo le preguntó quién había sido el autor de los disparos y Alexis le contestó que fue Molaro”.


Confió que conocía a la víctima y a la familia Céparo hace 20 años, ya que vive en la casa de al lado. Señaló que Alexis era una persona “alegre, cordial, atenta y que siempre estaba sonriendo”. Por otro lado, dijo que no recordaba haberlo visto agrediendo a terceros”.


La segunda testigo se trató de la pareja de Alexis y la dueña de la vivienda donde la víctima recibió los disparos. La mujer contó que “hacía ya dos años que estaban de novios, que no convivían” pero que éste “pasaba mucho tiempo en su casa”.


Ruiz Moreno recordó que aquel 21 de enero de 2012 habían llegado a su casa cerca de las 21 porque antes llevaron a una de sus hijas a la casa de una prima. Recordó que se entró a bañar y que Alexis se había quedado en la mesa del comedor con la notebook y con uno de los nenes “mirando tele”. Manifestó que “de repente escuchó tiros” pero que no sabía lo que pasaba. “Cuando salgo veo que estaba Alexis con mi nene más grande y el más chiquito no estaba”, expresó.


 Rememoró que luego de ver a su pareja en el piso se “asomó a la puerta” y comenzó a gritar. Enseguida “aparecieron dos vecinos” que se quedaron con Alexis mientras ella se iba a cambiar porque “estaba envuelta en una toalla”. Al igual que el médico, indicó que el cuerpo estaba a dos metro de la puerta principal y que estaba “consciente”.


Enunció que no recordaba si le preguntó quién le había disparado, pero afirmó que escuchó “cuando Alexis le dijo al oficial Ramón Peréz que Molaro, el hermano del que me vendió el auto”, le había disparado.


 Ante la declaración de Molaro, que dijo que un niño fue quien le abrió la puerta cuando fue a buscar a Céparo, Cotorruelo le consultó si alguno de sus hijos estuvo en el momento de los hechos, a lo que Ruiz Moreno afirmó que el más chico fue el que presenció la tragedia. En ese sentido, refirió: “Después de que se va la ambulancia, un vecino me llevó hasta la casa de mis padres y en ese trayecto mi nene me contó que estuvo cuando Molaro le disparo”.


Precisó que el menor le dijo que esa anoche “tocaron la puerta y que al abrir le preguntaron por Alexis Céparo y después me dijo que vio que Molaro se levantó la remera y que tenía una pistola gris, pero pensó que era de juguete. Después me contó que “se quedó sordo por el disparo y que se fue corriendo”, manifestó. Asimismo dijo que el niño le negó que Alexis haya intentado agredir a Molaro tal como relató el imputado.


 La voz se le quebró cuando le pidieron que recuerde cómo era Céparo y entre sollozos dijo: “Él era una buena persona, se saludaba con todo el mundo. Con los amigos era incondicional, era excelente. Nunca fue irrespetuoso, era educado. Creo que Molaro lo mató por envidia”.


La testigo recalcó que sus cuatro hijos tenían “buena relación” con Céparo y que después del hecho “quedaron afectados y tuvieron tratamiento psicológico”. De la misma manera, señaló que se fueron de esa casa porque los chicos “no quisieron volver”.


La mujer dijo que no conocía a Molaro, pero que sí sabía que Alexis le había comprado el auto que tenía a Alejandro Molaro, el hermano mayor del imputado. A raíz de eso recordó un inconveniente que vivieron con el vehículo. Expresó que en su momento “no le dio importancia”, pero que luego lo relacionó con el asesinato. “Hacía un mes que Alexis tenía el auto. Viajamos a Crespo a un boliche donde tocaba una banda que nos gustaba. A la vuelta tuvimos un inconveniente con una rueda que hacía mucho ruido. Volvimos despacio y cuando llegamos a Cerrito me dejó en la casa de mi mamá. Al otro día cuando lo vi le pregunté qué había pasado y me dijo que la rueda estaba floja. Entre risas me contó que el papá le había dicho que a eso se lo habían hecho a propósito”.


Recordó que un día antes del asesinato, había estado con Alexis en el polideportivo que había mencionado Molaro en su declaración, pero que no recordaba que el imputado se le haya acercado para hablar: “Estuve todo el tiempo con él y no vi nada”, dijo.


 El tercero testigo fue Hercidio Hernán Cortés, quien en ese momento cumplía funciones policiales en Cerrito. Contó que aquella noche, cerca de las 21.45 se encontraba en un móvil policial en la ruta 12, a 5 kilómetros de Cerrito, cuando escuchó una modulación vía radial solicitando al móvil, que quedó haciendo el recorrido de prevención en la ciudad, que se dirija a calle Moreno y Elías Camps ya que ahí había un hombre herido con arma de fuego.


“Como pude llegue a Cerrito y al llegar a la vivienda, la persona herida ya había sido trasladada al hospital de Paraná. Lo primero que hice fue intentar preservar el lugar y aislar los testigos”, contó, al tiempo que informó que el sargento Ramón Pérez fue el que le dijo quién había disparado a Céparo.


 El jefe de la comisaría de Cerrito, Alfonso Maldonado, también compareció ante los jueces y recordó que cuando llegó al lugar de los hechos “vio gente conmocionada” y que el oficial Pérez le contó que “un testigo le dijo que vio un auto rojo salir del lugar y que lo único que recordaba eran los últimos números del dominio. Luego de eso emprendimos el operativo cerrojo”.


Contó que en el marco de los recorridos que se hicieron en la ciudad se logró determinar las letras que faltaban del dominio: “Pérez se encontró con el padre de Molaro quien le manifestó que estaba buscando a su hijo Adrián y les proporcionó las últimas letras del dominio. Ahí pudimos advertir que el vehículo buscado figuraba a nombre de Adrián Molaro”.


Para finalizar dio testimonio Ramón Pérez, el primer funcionario policial que tuvo contacto con Céparo. Señaló que a las 21.30 cuando le advirtieron del hecho se dirigió a la casa de Ana Laura Ruiz Moreno y allí vio a Céparo “acostado en el piso cubierto de sangre”. Indicó que le tomó la mano y que le preguntó qué le había pasado y que la víctima le dijo que había sido Kuki el que le había disparado. Expresó que después que le diga el apodo surgió el apellido Molaro.


 Luego de que el tribunal diera por terminada la jornada, las emociones de los familiares y amigos volvieron a hacerse visibles. Ante la salida del imputado se escucharon gritos acusándolo de “asesino” y advirtiéndole que se iba a ir “al infierno”. También le proporcionaron insultos al abogado defensor. Gentileza Análisis Digital