El Intendente Robles manda a los vecinos a “callarse la boca”. El gobierno de Crespo sorprendió a toda la población con una cartelería que resulta cuestionable desde varios puntos de vista. A continuación, mas detalles.

En las esquinas de Belgrano y Ramírez y de Independencia y Otto Sagemüller se instalaron carteles que indican: “Crespo también es Turismo. Evite hablar mal de la ciudad en general. Primero entérese, no le cause perjuicio a lugares que son amables para el turista y que tan solo por haber escuchado algo, se siente con autoridad para descalificarlo. Microrregión del Trabajo, la Producción y la Fe.”


Una primera lectura denota una carga de prejuicios respecto del criterio de los crespenses, que a entender del municipio, son bastante proclives a las habladurías, y generalmente en contra la ciudad; y por qué no, de su gobierno.


Como bien señala una nota de la periodista Gretel Schneider, publicada en el sitio entreriosahora, la recomendación -en realidad, censura- va dirigida a los vecinos de Crespo, los mismos que votaron por la actual gestión, los que pagan los impuestos y con ello los salarios de los funcionarios y de los responsables del área de comunicación, quienes imperativamente les están diciendo que su palabra no es autorizada para opinar de los espacios públicos.


El cartel naturaliza que la gente que habita en Crespo solo tiene críticas que menosprecian su ciudad, su territorio, y con esto su identidad, su imaginario colectivo. Y que vale la pena forzar y censurar a costa del turismo, ya que “Crespo también es Turismo”.


Del mismo modo que se afirma que es una “Microrregión del Trabajo, la Producción y la Fe”, todo con mayúsculas, con la connotación que esto trae aparejado.


No son pocos los crespenses que se vieron sorprendidos por la recomendación de callarse la boca, de parte del Estado, que debería en cambio promover la participación ciudadana. Además, cientos de ejemplos de desarrollo turístico de ciudades de la provincia y del país demuestran que el Estado incentiva la participación con mensajes positivos, no con prohibiciones basadas en prejuicios y generalizaciones. El pueblo se equivoca


Los carteles son claros: “Evite hablar mal”, recomiendan, y añaden: “Primero entérese”, dando a entender que existe un lugar donde conocer la única verdad y que todo lo demás -que surge de la interpretación de los vecinos- es erróneo y además perjudicial para la ciudad. Parece ser que el gobierno de Ariel Robles entiende que los vecinos no son palabra autorizada para hablar de la ciudad.


La “Gestión Ariel Robles” entiende que la política se construye colectivamente, pero, por las dudas, le dice a los vecinos que no abran la boca.



Fuentes: Entre Ríos Ahora / Diario Uno.