El predio elegido se encuentra a un costado del camino que conduce al Cementerio de la ciudad (a unos 200 metros del acceso). “Todo empezó cuando envenenaron a Lorenza y Steven el 15 de mayo del año pasado”, contó Claudia. En ese momento, en el barrio La Loma muchos murieron por la misma causa y fue precisamente cuando la joven decidió darles sepultura a sus dos compañías. Otras personas imitaron el gesto y también fueron a enterrar allí a sus animales. En la actualidad, ya son varias las tumbas donde descansan los mismos.


Fuente: Nueva Zona.