Estefanía Del Prado y Mariano Franicevich son un ejemplo de lucha en pos de su objetivo. Quizás por ello, y por todo lo que tuvieron que sufrir a lo largo de ocho extensos años de tratamientos de fertilidad, es que cuando llegó el momento en que su test dio positivo, no podrían creer que efectivamente había llegado el momento de convertirse en padres.

“A mí me habían diagnosticado Endometriosis antes de casarme. Por ello tuve que operarme dos veces, lo que hizo que perdiera bastante fertilidad. El tejido del endometrio, que debe crecer en el útero, crece en otros lugares, como vejiga, recto, y también en los ovarios“, explicó la mujer al semanario Nueva Zona. Sin embargo, Estefanía no era la única que tenía problemas para gestar, ya que al ver que no llegaba el bebé su marido Mariano también se hizo estudios que determinaron su organismo reproductor tenía cierta dificultad.

La pareja lo intentó todo, en un primer momento fue mediante el método natural, pero luego apelaron a la ciencia. La primera etapa fueron las relaciones programadas: “Te inyectan una droga y se estipula cuándo la pareja debe mantener relaciones sexuales para poder concebir“, explica Estefanía, quien debió entonces intentar mediante fertilización asistida. Tras cinco intentos y muchas desilusiones, siguieron en la búsqueda.

En tercer lugar llegó la fecundación in vitro, pero obtuvieron el mismo resultado: cuatro intentos y cuatro negativos los llevaron a recurrir a una ayuda espiritual. “Yo no quería quedarme sin haber realizado todas las técnicas y posibilidades que existían. Quería agotar las instancias para decirme el día de mañana: si no quedé embarazada fue porque Dios así lo quiso y no porque no lo intenté“, reconoce Estefanía ahora mucho más feliz que durante esos años de tanto dolor.

En la Gruta de Lourdes en Mar del Plata, cumpliendo la última promesa

A medida que el dolor se profundizaba, la pareja tomó como una visita obligada el viaje a Rosario a ver al Padre Ignacio.  Estefanía recuerda que “la respuesta del Padre era siempre la misma: “Ustedes van a quedar embarazados de manera natural”. Pero siempre seguíamos en lo mismo y el embarazo no llegaba. La última vez que fui al Padre Ignacio, volvió a repetirme lo mismo. Y yo, entre angustiada, descreída y hasta enojada con la vida, le dije que ya me había hecho muchísimos estudios y tratamientos y no lograba nada. Pero él, sabiamente y con toda la paz, volvía a repetirme lo mismo: Que yo quedaría embarazada de manera natural“.

Subiendo a la Virgen del Cerro en Salta, cumpliendo la primera promesa.

El milagro se hacía esperar pero finalmente llegó. “Antes de despedirme, y mientras yo seguía muy enojada con el Padre ya que siempre me reiteraba lo mismo, me dijo: ‘Ya me vas a traer al bebé’“, recordó Estefanía quien finalmente tuvo su resultado positivo a fines de 2016.

Estefanía levantando su bastón negro. Caminó 80 km en la peregrinacion de Hasenkamp a Paraná, pidiendo el embarazo.

“No entendíamos nada. Llamamos de inmediato a la doctora de Rosario, que era la que me había hecho el último tratamiento“, recuerda Estefanía, quien para confirmar su estado se realizó un análisis de sangre especial que se denomina conteo de beta. Estefanía tenía un embarazo de seis semanas: “Fue un milagro. La médica no lo podía entender. Simplemente me dijo: “Aquí, nosotros no tenemos nada que ver. La Doctora, desde la ciencia, no se lo explicaba. Pero nosotros sabemos que fue un milagro“, completó la feliz mamá.

Mariano sirviendo a los peregrinos y agradeciendo por su hija.

Fuentes: Nueva Zona y Radio Mitre.