¿Qué hay de nuevo en la causa por la desaparición en 2002 de la familia Gill en Crucecita Séptima? Esta semana, el fiscal de Nogoyá, Federico Uriburu, explicó que a partir de la aparición de un nuevo testigo “estamos en un compás de espera porque desde el Juzgado se solicitaron presupuestos a empresas que realizan excavaciones”.

Confesó además que “no se habla de cualquier excavación porque se necesita una empresa con tecnología para buscar bajo la tierra sin necesidad de hacer tanta excavación”.

Al parecer, las excavaciones se harían “en lugares donde no hubo trabajo alguno hasta el momento”. “Es un campo muy extenso y se harán en lugares puntuales que fueron señalados por un testigo que supo tener una relación de charla con (José Rubén) “Mencho” Gill a quien lo habría visto en distintos lugares haciendo diversos pozos”, explicitó en declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza).

De todos modos, agregó que “estamos a la espera y abiertos a nuevos testigos y estuvimos en Viale y Seguí con gente que se ha contactado diciendo que tenían datos para brindar, pero siempre esos datos tienden a la hipótesis de que la familia está enterrada en algún campo”.

José Rubén “Mencho” Gill y su familia fueron vistos por última vez en el velorio de un amigo el 13 de enero de 2002, en Viale, a 30 kilómetros de La Candelaria, el campo en el que vivían y donde el hombre trabajaba como peón. 14 años después, persiste el misterio, nadie sabe nada de Mencho Gill, de 56 años en ese momento, su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26; ni de sus hijos María Ofelia, de 12; Osvaldo José, de 9; Sofía Margarita, de 6; y Carlos Daniel, de 2.